El Jardin


Mientras las amarillas
y rosadas florecillas
de Montegrande
de un jardin olvidado
de azucenas el aroma
me picaba la piel
me tocaste mi Senor
alli mismo
y te toque

Escuchamos

como una rosa
mustia
con los petalos
sueltos a la conquistadora
rafaga de aire
imploraba
un mas atardecer

Tu y yo encontramos

un cantaro con agua
le dimos de beber
y le dimos las gracias
al jardinero aquel
y en burbujas

tu riendo, saltando

de alegria
me tocaste otra vez.